12.24.2006


HI GRINGOS





Las noches en un Hostel, al menos en éste, sí que son especiales. Alguien enciende el fuego y comienzan a aparecer los que están alojados, los que llegan de alguna aventura, o los que recién ingresan al refugio con sus mochilas a cuestas.

Gringos. Por llamar de algún modo a tantos extranjeros seducidos por Patagounia, como la llaman. Arriban a Lima, Perú buscando Machu Pichu, siguen hacia Bolivia, cruzan a Chile y desde la Puna de Atacama bajan al sur del Sur. Punta Arenas y Ushuaia. Suben, ahora por Calafate, El Chaltén y aún fascinados por los glaciares llegan hasta Bariloche, base de despegue a los maravillosos lagos aledaños. Finalmente los espera un vuelo en Buenos Aires que los lleva de regreso al país de origen. Me refiero a los mochileros que tuve oportunidad de cruzarme en un corto tiempo y en un sector de la Patagonia.

El Sur propone también otras exquisitas alternativas para otros exquisitos visitantes. Tantas como se les ocurran a las agencias de viajes y turismo de todo el mundo. El asunto es no permitir que se seque el rico caudal de dólares aventureros que riega estas extensas tierras. Y las vuelve apetecibles.

Bella, salvaje, seductora como pocas, por siglos insinuó sus formas tras un velo de misterio. Volvió loco a más de uno. Un brutal miembro de acero la hizo suya y sangró entonces su sangre india. Ahora, la cortejan poderosos empresarios. No se detienen hasta poseer sus más íntimos rincones, cueste lo que cueste, a cualquier precio. Patagounia, temo, se volverá presumida, inaccesible. Como una cara y custodiada mujer privada.

Extranjeros. Saludan con un Hi! Respondo con otro Hi! ¿Me parece o se ha vuelto el saludo patagónico?

Hi: Exclamación.Familiarmente Hola en inglés. / HAI / (La H se pronuncia como una jota suave)

Where’re you from? -¿De dónde sos?- es todo lo que me permiten en inglés. Nou, nou, en español por favor, se quejan. Ellos están absolutamente empeñados en aprender nuestro idioma y no dejarán de practicarlo. Que yo viaje a donde tenga que ir y mezclarme con quien sea si quiero hablar su lengua. Of course. Sin embargo, dos jovencísimas alemanas que no hablaban una sola palabra de español, ni siquiera de inglés, con un diccionario de bolsillo iban hacia el fin del mundo de lo más bien.

Comparto mi estadía con una parejita de Londres y dos amigos que se conocieron en Chile y vienen del Chaltén. Uno es de Porto Alegre y el otro de Caracas. Y, además, con un ser de extraño aspecto. Ni siquiera pude sospechar el origen de sus rastas. Pasó a mi lado y se preparó 12 sandwiches de gruesas rodajas de cebollas, (seguro para mitigar el mal recuerdo de algún sorocho de la Puna) Los embolsó, los guardó en una de las heladeras y sin emitir vocablo alguno se fue a dormir. A la mañana siguiente muy temprano partía a la montaña, comentó Anny, la de Londres.
Durante la mañana se había marchado una japonesa que, dicen, cantó la noche anterior de maravillas. Días después llegaron 3 chicas canadienses, estuvieron una noche y luego se trasladaron a una chacra vecina. Pagarían su alojamiento en un granero con trabajos en la chacra. Ninguno de ellos superaba los 30 años.

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Generalmente son jóvenes sin apuro que, luego de recibirse, se toman un año de gracia para conocer Latinoamérica. Salen de viaje con mucho tiempo por delante, entonces se permiten largas estadías en cada uno de los lugares que eligen.

Se instalan por horas frente al fuego a leer ediciones de bolsillo. Otros tocan la guitarra, la armónica, cantan o actualizan entre conversaciones su bitácora de viaje. Utilizan las horas que sean necesarias para programar las subidas a los cerros cercanos: Cerro Lindo (2.135 mts), Piltriquitrón (2.260 mts) Hielo Azul (2.270 mts) o Perito Moreno (2.216 mts,), Roca del Tiempo (1.960 mts), Morrudo (2.277 mts) etc. Algunos de estos cerros tienen refugios para los visitantes y otros hay que ir preparados para acampar.

En verdad, me siento una avispa chaqueta amarilla metida entre ellos. Entro y salgo a las corridas porque tengo mucho por vivir en apenas ¡3 días! Llama la atención que una mujer grande como yo -¡si son todas unas criaturas!- despliegue semejante vitalidad sin caer reventada al abrir la puerta. Se podría pensar que es por una cuestión de tiempos. O porque soy así, loca.

Me comunico con Anny, la de Londres en mi inglés que no es de Londres, precisamente. Dice que me entiende bien, no habla español. Espero los 15 minutos de mi arroz mientras ella prepara sus lasañas rellenas.Muero por preguntarle, si en verdad es necesario que dedique dos horas y medias en cortar berenjenas, pimientos, zapallitos, cebolla, zanahorias, ajos, repollo, tomates, batatas, en iguales, exactos, cuadraditos.Salí a comparar el arroz a un almacén natural cuando ella comenzaba a pelar las berenjenas, pasé por el supermercado La Anónima, luego fui a la Dirección de Turismo por información, recorrí todas las casas de equipamiento buscando una mochila que no esté rota como la mía, leí.


Converso con Carlitos, me sirvo una copa de vino, sigo leyendo, respondo mails y la miro. Ella sigue picando y apartando. Es cuestión de vida o muerte. Tengo que saber porqué lo hace. Mejor, cuelo mi arroz, le agrego jengibre rallado, unas pasas, nueces que saco de un cajón a la vista de todos (de los nogales del hostel) y me siento a comer mientras disfruto las canciones de Marcelo (Porto Alegre) y Humberto (Caracas) que ensayan junto al fuego. Me despido de Anny y su compañero de vida, que ahora le ayuda a rallar un pedazo enorme de queso y subo a acostarme.


El cielo oscuro, estrellado en que se convirtió mi dormitorio, me colma. Extiendo mi bolsa de dormir y miro las sombras del Piltri, parecieran al alcance de mi mano. Arriba hay un refugio. Wuau... Qué magia. Aún quedan muchos cuartos vacíos. Por ahora, mejor así, pegadita a XR. Me duermo feliz, pedaleando en cámara lenta por un cielo profundo de estrellas. Si la felicidad es pedalear en cámara lenta por un cielo profundo de estrellas. ¿Se entiende no? De todos modos como resuelve cada uno su goce no es asunto para entender, menos para discutir.

Pregunto y sin ánimo de discutir... ¿Una noche pegada a XR es lo mejor que me vas a ofrecer en este libro? Admito que pedalear en... ¿cámara lenta? mi dios..., por un cielo profundo, oscuro, anque estrellado, es un lindo bocho onírico. Pero de ninguna manera a mí me colma. Necesito piel. Simple piel.


Cómo lo siento Annette, pero yo tengo la pluma. Mi vieja pluma de escribir lo que vivo.






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Foto: Nelson

Próximo capítulo: FLORES BLANCAS