12.17.2006

PANES Y VERSOS

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Chechu vuelve por el Valle del Rio Negro en ómnibus. Tiene que reincorporarse a su trabajo. Ella se desocupa a las 19. Toma un ómnibus a Bariloche y de ahí otro que la llevará al Valle Medio. Yo vuelvo en el tren. Bariloche - San Antonio. Sale 17 hs. O sea, tengo que dejar El Bolsón a más tardar a 14 hs.

Snif.

Todo absolutamente sincronizado. Pasajes confirmados. Despedida anticipada. Cuatro maravillosos días de no estar juntas, porque cada uno andaba en lo suyo, pero de sentirnos juntas. Que tengas lindo viaje. Que nos vemos. Que te quiero mucho. Que yo también. Que cuidáte. Que de quién. Que de mí. Que ja, ja.

Que bay, bay.

Cecilia



Y vuelvo al Hostel a preparar la mochila.

Y no.
¿Y no qué? Que no puedo irme. ¿Qué cuernos me pasa? El Piltriquitrón. Quiero subirlo y pasar una noche en el refugio. Quiero llegar ahí arriba, a los 2.260 mts. No me puedo ir. No puedo estar en la base de este cerro y no llegar a la cumbre.
¿Por qué?
Porque está ahí.

Me quedo y lo hago. Subiré.

Con las voces de mis Anas retumbando en mi cabeza, acabo de entrar en asamblea permanente. Porque significa cambiar los pasajes y resolver el tema de la guita entre otras cosas. No es lo mismo viajar por 3 días que sacar un boleto abierto a la eternidad. Ceci me lo había anticipado una noche mientras comíamos una sabrosa parrillada en el restaurante de un griego: ‘Vos de aquí no te vas más” Posiblemente mi cara fuera una alegre fiesta popular con fuegos artificiales y todo. Por el momento necesitaba quedarme el tiempo necesario, no más, que me permitiera llegar a la cumbre del Piltri.

Así que dejo pasajes abiertos, voy a Turismo a averiguar como es el tema de la subida, resuelvo tema dinero -me llevaría 3 capítulos más explicar los cómo- y despido a Cecilia. Más que te quiero mucho besos y abrazos. Que cuidáte mucho, que de quién ja ja. Que de vos. Toing.

Snif. Bien. ¿Ahora? Nada. Subiré.

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En turismo me dijeron que en 4 horas y media estabas en la plataforma de parapentes y luego de 45 minutos el Bosque Tallado y de ahí al refugio un poco más. No sonaba terrible. Arriba había agua y podías comer por una módica suma, si estaban arriba los chicos a cargo del refugio. ¿Y?... ¿Están arriba los chicos del refugio? Obvio. Suponemos que sí. Ellos avisan cuando bajan. Obvio.
Bien. O sea, sin impedimentos.
El tiempo no podía ser mejor. Días con mucho sol y ni miras a las benditas e interminables lluvias de la zona. Entonces... ¿por qué no?

Llego al Hostel y Anny y cia. (Lndn) habían partido por 3 días al Hielo Azul (2.270 mts)
Marcelo (Brsl) y Humberto (Vnzl), preparaban su ascenso al Lindo (2.135 mts) Me invitaron a acompañarlos. Les contesté que había decidido subir al Piltriquitrón. Como ellos ya habían estado allí, me proponían el Cerro Lindo.
No deja de sorprenderme que me inviten con tanto entusiasmo. Insisto: hace mucho que no subo cerros y tal vez no podría seguirles el ritmo. Me preguntan si camino fuerte. Supongo que significa mucho. Les digo que sí. (Lástima que no está la comunidad toda de Las Grutas presente para atestiguar) Pero prefiero, por ahora, el Piltri.

Me dieron algunas recomendaciones para el ascenso. Podía tomar algunos senderos dentro del bosque si quería acortar los vericuetos de las curvas del camino.
Todo esto charlado mientras ellos hacían su pan. Les comento que yo también hago mi pan para amigos y vecinos. Deviene el asunto de la escritura y resulta que estoy entre poetas.

Llega Carlitos y se suma a la ronda. Unos pancitos que vemos dentro de una canasta los había hecho él. O sea, somos una convención de aventureros que además de versos y sueños, amasamos nuestro pan. Compartimos secretos, coincidimos en las ventajas de utilizar harina integral, las buenas traducciones, semillas de sésamo, versos libres, amaranto, quinoa, con los agregados de salvado y avena. Y la pasión, como fermento.

Probamos el pan de Marcelo. Suave, deliciosamente suave. Supone que se debe a las semillas de lino que le agrega, las que deja toda la noche en remojo. ¿Será? ¿O será la buena energía puesta en las manos de este precioso Paulista de 28 años que con la mejor onda le enseñó a su amigo de Venezuela los secretos de la magia del pan? Qué pena no encuentro en mi teclado su tono:

Mezclo los secos, mezclo los líquidos, junto todo despacito y hago una pasta un tanto cremosa. Con una cuchara de palo o con la mano movimiento bien la pasta cremosa para que se mezclen más los ingredientes.
Agrego la cantidad de harina que falta para tornarse una pasta más consistente. Pongo en la mesa y empieso a amasar, estirando y rasgando bien la pasta, con movimientos disciplinados y suaves.
Cuando esta bien homogénea, la pongo a descansar por 30 minutos, en un lugar calientito. Cubrir con una frazada ayuda mucho.
La pongo en la mesa y amaso otra vez, pero ahora con más cuidado, sin rasgar ni estirar, respetando la estructura ya establecida de la pasta. Un par de movimientos y sigue descansando por más 30 min. Corto en porciones de 500g, amaso más un poquitito y pongo en los moldes.
Dejo descansar en los moldes.
Unos 20 o 30 min. Más. Cuando están bien levados, los pongo en el horno caliente y suave
(sic)

Una canto para traducirlo a todos los idiomas.
Una oración para que no falte el pan. Un conjuro casero de amor.



Marcelo (Brzl)


Acaso la decisión de quedarse a vivir en El Bolsón la amalgamó en el bollo que trabajaron sus manos y la compartimos nomás lo sacó del horno. Estudiante de letras, surfista en las playas, aventurero, músico, poeta, artesano del pan y tanto más. Un caminante del cielo en un cruce del universo donde una señal, apenas una íntima convicción le indica Patagonia. Lo mejor, amigo. Fue un placer hacernos amigos.
Preparo la mochila para mi ascenso al Cerro Piltriquitrón: bolsa de dormir, linterna, cepillo de dientes, frutas, infaltable bolsita con arroz yamaní y una bolsita de pasas. Botellita de agua.
Le aviso a Carlitos que si en cinco días no bajo que nadie suba a buscarme. Que me dejen ahí.
Risas.
Mucha risa pero esto es serio. Siempre hay que avisar cuando uno sale a la montaña. Le encargo mi Morocha. Hará unos buenos pesos con ella no te preocupes, bromea. ¿Bromea? Espero que sí. Ya que el Hostel tiene sus propias bicicletas para alquilar a quien las necesite.

Carlitos está probando el tema de la calefacción. Significa que me toca dormir cada noche en un dormitorio diferente. Porque algunos sectores, a medida que sube o baja palancas, suelen quedar fuera del circuito, no sabe por qué. Yo tampoco.
Mañana llega Ernesto, el dueño, otro instructor de esquí de Bariloche. Es el que sabe.

Cuando uno va de aventuras a las montañas puede dejar su equipaje en los lockers de los dormitorios bajo candado. De todos modos nadie toca nada. Y lo que yo dejo, juro no tentará a nadie.

Un baño y me acuesto con la mente puesta en el Bosque Tallado. No imaginé que sería un lugar que alguna vez me quedara de paso.
Otra noche más en El Bolsón donde, un cielo oscuro y profundo se me viene encima, me noquea y me deja mirando las estrellas. Como suena.

Y dale con los cielos negros y profundos... Si me disculpan, mientras vos te recuperás de tu noqueo cósmico, bajo a ver qué onda con los chicos junto al fuego.

¡¡¡Annette!!! ...



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